Esta escena tuvo lugar en la península de varanger, Noruega, el verano pasado. Un pigargo europeo Haliaetus albicilla, cometió la imprudencia de entrar en el territorio de una pareja de ostreros euroasiáticos Haematopus ostralegus.
Los limícolas son temibles adversarios cuando se trata de defender a sus polluelos. Como véis, el tamaño es lo de menos. Atacarán a cualquier ser vivo que ose penetrar en sus feudos. Sus crías bien lo valen.
El goliat acosado terminó posándose a unos cientos de metros, en un lugar más tranquilo. La escasa luz y su silueta dan testimonio de la belleza de estos pagos del ártico europeo.