lunes, junio 30, 2014

Desvelando el misterio: la increíble migración del vencejo común

Cuando comencé a interesarme en serio por este mundillo de las aves (allá por los primeros años de los 90), lo primero que me llamó la atención es el fenómeno migratorio. Es cierto que otros grupos animales realizan grandes migraciones terrestres (los ungulados, por ejemplo), marinas (cetáceos, peces, quelonios, etc.) y aéreas (lepidópteros, por ejemplo), pero la migración cobra en las aves una dimensión excepcional. 

Siempre me ha parecido fascinante que un ave de pocos gramos de peso sea capaz de realizar viajes de miles de kilómetros sin aparente dificultad, recorriendo a veces gran parte del globo de norte a sur, ida y vuelta. En seguida se nos vienen a la mente los charranes árticos (Sterna paradisaea), muchas especies de limícolas y muchas de paseriformes. 

Hasta hace tan solo dos años, muy poco se conocía de la ruta migratoria de los vencejos comunes (Apus apus) que se reproducen en el oeste de Europa. ¿Qué zonas de África ocupan durante el invierno? ¿Atraviesan el desierto del Sáhara en vuelo directo? ¿Evitan el mar abierto? 

Gracias al desarrollo de nuevos geolocalizadores, de un peso mínimo, se han podido marcar vencejos comunes en Reino Unido (por parte del British Trust for Ornithology, BTO) y en España (por SEO/BirdLife). Tras obtener los primeros resultados, las coincidencias son esperanzadoras y permiten comenzar a desentrañar por fin parte del misterio de la migración de estas pequeñas y ubicuas avecillas. 

Vamos a comentar, en concreto, la recuperación de la información proporcionada por el vencejo "Goyeneche", marcado en Madrid en 2012 por SEO/BirdLife. 

Vencejo común (Apus apus), "Goyeneche", marcado con geolocalizador (Foto: SEO/BirdLife)

Tras regresar a su lugar de cría, se pudo recuperar la información alojada en su minúscula mochila de 0,6 gr. Una vez volcada, los resultados fueron sorprendentes:


Tras abandonar Madrid, cruzó con rapidez el estrecho de Gibraltar, pasando por Marruecos, Sáhara Occidental y Mauritania. De allí giró hacia el sureste hasta Malí, Burkina Faso, Nigeria, cruzando toda África central hasta llegar a la costa del Índico; nada menos que a Kenia y Tanzania. 

Pasó el invierno en una zona amplísima del centro y este de África (¡incluyendo Ruanda, Congo y Sudán!), para luego retomar dirección noroeste hacia el Chad y Níger. En previsión de cruzar el duro desierto, Goyeneche nos sorprende una vez más derivando inesperadamente hacia el suroeste...¡hacia el océano Atlántico!

Y aquí debo explicar las dudas que genera esta ruta inesperada; muchos tuiteros me lo han comentado. En efecto, es extraño este desvío hacia mar abierto. Tras consultar a los anilladores del equipo de SEO/BirdLife y comparar con los datos obtenidos en Reino Unido, se concluye que los datos son correctos; en efecto, Goyeneche realizó esa atípica ruta en abril, volando en mar abierto, muy alejado de la costa durante varios días. 

Fijaos en el mapa que muestra esta breve nota de la BTO: 


Y en este otro mapa, sacado de este interesante artículo:

Migration Routes and Strategies in a Highly Aerial Migrant, the Common SwiftApus apus, Revealed by Light-Level Geolocators (Akesson et al., 2012)




La pregunta clave que nos hacemos es: 

¿por qué los vencejos se adentran en el golfo de Guinea en su viaje de vuelta?

La explicación la encontramos en el artículo comentado (Akesson et al., 2012). Según datos obtenidos en las costas de Liberia, entre abril y primeros de mayo tiene lugar una explosión de insectos coincidente con la época de lluvias en la costa occidental de África. En esos días, es posible observar millones de vencejos alimentándose frenéticamente durante unos días, para luego retomar camino hacia el norte con las reservas energéticas al máximo. Es posible que las corrientes de aire que discurren por la costa occidental africana de sur a norte desplacen estas masas de insectos a lo largo del golfo de Guinea, y que los vencejos las sigan para alimentarse. Esto explicaría su presencia tan dentro del golfo de Guinea, y sus vuelos a gran altura (a unos 1.000 metros de altitud)

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