Con motivo del Día Mundial del Gorrión, he redactado un breve texto sobre identificación de gorriones, que va inserto en el artículo que SEO/BirdLife dedica en su web a este evento. El enlace directo al artículo es el siguiente:
Cómo distinguir los gorriones españoles
----------------------
El 20 de marzo se celebra el Día Mundial del Gorrión
para llamar la atención sobre el descenso generalizado de la población
de este ave en todo el mundo. Cuando hablamos de gorriones solemos
referirnos al abundante gorrión común (Passer domesticus), pero deberíamos recordar que en realidad son varias las especies de gorriones que tenemos en España.
El gorrión común (Passer domesticus),
una de las aves más familiares, es ese omnipresente pajarillo que vive
en nuestras grandes urbes y pueblos como un ciudadano más. ¿Quién no ha
jugado a diferenciar las hembras y los machos, señalando el capirote
rojizo o el babero negro? ¿Quién no se siente atraído por su aspecto
rechoncho, sus peculiares y divertidos saltitos nerviosos en incansable
búsqueda de cualquier resto orgánico desechado? En un parque, al pie de
una terraza de verano, entre las ramas de cualquier árbol o en un
balcón, los gorriones comunes alegran la ciudad con su monótono pero
característico canto monosilábico. Sin embargo, no todos saben que en
España no hay una, sino cuatro especies de gorriones.
Gorrión común, macho. ©Juan Varela |
Gorrión molinero con la característica mancha negra en la cara que ayuda a diferenciarlo del común. ©Juan Varela |
En cuanto salimos de las zonas intensamente humanizadas, los
gorriones comunes ceden su presencia a otra especie muy similar: el gorrión molinero (Passer montanus).
Esta especie prefiere las zonas de cultivo y arboledas cerca del
hombre, pero evita las zonas fuertemente urbanizadas. Su característica
manchita negra en la mejilla nos servirá para diferenciarlo del gorrión
común. El pico es menos robusto que el del gorrión común y el babero,
más reducido. En esta especie no hay significativas diferencias de
plumaje entre machos y hembras. El gorrión molinero está presente por
toda la Península, aunque se encuentra mejor distribuido por ambas
Mesetas, Levante y Cataluña. Aparece también en Baleares (Ibiza y
Mallorca) y en la isla de Gran Canaria.
Gorrión moruno, con el plumaje barrado característico en el pecho y el vientre. ©Juan Varela |
El gorrión moruno (Passer hispaniolensis),
es nuestra tercera especie de gorrión, y uno de los más bonitos,
especialmente los machos. Su profuso barrado negro en el pecho y
vientre, permite diferenciar fácilmente a los machos de otros gorriones.
Las hembras, en cambio, son muy parecidas a las del gorrión común, y a
menudo es imposible diferenciarlas. Los gorriones morunos forman
nutridos bandos en invierno, cuando es fácil verlos cerca de zonas
húmedas y sotos. El gran contraste entre machos y hembras, así como su
carácter inquieto, son rasgos típicos de estos bandos.
Macho de gorrión moruno. |
Macho y hembra de gorrión moruno. |
Gorrión chillón. ©Juan Varela |
La cuarta especie es muy singular. Su nombre científico (Petronia petronia), ya nos indica que se trata de un algo diferente; es el gorrión chillón,
de aspecto diferente a los otros tres y el menos apegado al ser humano.
Tambien tiende a formar grandes bando fuera de la época reproductora, y
suele verse en hábitats rocosos, áridos o montanos. Los adultos tienen
una pequeña pero visible mancha amarilla en la garganta, así como una
ceja blanca bien diferenciada.
Gorrión alpino, con sus inconfundible tonos blancos en el vientre y la cola. ©Juan Varela |
El gorrión alpino (Montifringilla nivalis) es el que tiene una distribución más localizada y seguramente también el más fácil de distinguir por el abundante plumaje blanco. Es una especie de distribución euroasiática que aparece, de forma restringida y fragmentaria, en los más altos macizos montañosos, como la Cordillera Cantábrica, los Pirineos, los Alpes, los Balcanes, los Cárpatos, el Cáucaso y el Himalaya. En España es característico del Pirineo central (Huesca, Navarra y Lérida) y de la parte oriental de la Cordillera Cantábrica (Asturias, León, Cantabria y Palencia), normalmente por encima de los 1.800 metros de altitud. Sobre su aspecto, en las zonas ventrales domina el blanco —algo menos puro en verano—, al igual que en la cola, que es llamativamente blanca, salvo las rectrices centrales, negras.