SANTOÑA, 2-4/1/2007
El pasado 2 de enero nos acercamos a Santoña Alfredo Ortega, Sergio Sanz, Carlos Talavante y yo, en mi caso por primera vez. Ya contábamos con ver especies nuevas, o al menos muy localizadas en invierno, como el zampullín cuellirrojo.
Alquilamos una habitación (4 camas, baño, muy confortable) por 15 euros persona/día, justo enfrente de la playa de Berria, con fuerte paso de alcatraces y gaviota tridáctila. La idea era pajarear el miércoles todo el día, y lo que nos diera tiempo del jueves, que al final fue tambien el día completo. Yo había quedado con Fernando Arce y Guillermo Rodríguez, a los que nos unimos el miércoles a media mañana. Previamente, salimos antes del amanecer hacia el monasterio de Montehano, desde donde se suelen observar mejor los somormujos cuellirrojos, que eran bimbos para mi.
Nada más llegar, una garceta grande se nos posa a 70 metros. Poca luz y muchas ganas de sacar la coolpix, pero hay que esperar. La garceta no se va, así que esperamos casi media hora (horrible media hora de frío y de ansias) hasta que la luz es suficiente al menos para distinguir siluetas. La garceta grande es fusilada a placer por telescopios y coolpix, y mientras, los 4 vamos cantando especies interesantísimas: 2 serretas medianas, un grupo de unos 8 zampullines cuellirrojos, y por fin, el bimbete: un somormujo cuellirrojo (ver fotos), inconfundible, la verdad. Uno piensa que, a tenor de lo que pone en las guías, tendrá dificultades para no confundirlo con un lavanco, pero la verdad es que es un bicho que canta.
Al hacerse complemente de día, el espectáculo fue brutal: miles de agujas colinegras, cientos de colipintas, zarapitos, archibebes, correlimos, chorlitos grises, zampus cuellinegros, colimbos grandes (foto), negrones comunes, trasiego constante de patos, limis, etc.
Al dejar ese lugar, subiendo al coche, nos topamos con una espátula anillada y radio marcada. En la siguiente parada, Fernando y Guillermo se unieron, y nos hicieron de guías hasta la tarde.
Colimbo chico (ver foto) y grande a placer, alca, gavión, gaviota cabecinegra y fuerte limicolada.
En la siguiente parada, Cicero, observamos miles de silbones europeos (iluso de mi, me puse a buscar alguno americano..) y Guillermo cantó lo que para mi era el segundo bimbo: negrón especulado (ver foto cutrona), unos 4 (el jueves llegamos a ver un total de 7). Característica mancha blanca, parecían todos hembras o primeros inviernos.
La sonrisa de la boca ya no nos la quitaba nadie...qué buen día! Volvimos luego con marea alta al mismo lugar, y localizamos además rabudos, tarro blanco, colimbo ártico y los especulados...alucinante.
Como complemento, a mediodia nos acercamos con Fernando, Guillermo, además de otra expedición de montañeses, para tratar de ver el bisbita de Richard en Quejo, sin éxito. Nos llevamos en la retina unos paisajes impresionantes, paso de gaviota tridáctila y un halcón peregrino de la subespecie brookei. Luego, ya de vuelta después de una comida de reyes, visitamos el pólder, localizando al menos 6 alcaravanes, una especie no muy habitual por estas tierras. Marisma adentro, cientos de chorlitos grises, agujas, silbones, larus, etc.
Para rematar el día, acudimos a los dormideros del observatorio, donde miles de limis se acurrucaban en un espacio mínimo. Mayoría de correlimos común, vuelvepiedras, chorlitejo grande y correlimos tridáctilo.
El jueves por la mañana, habíamos quedado con los máquinas cántabros, Fernando y Guillermo, en Santander, para tratar de ver un macho de porrón bastardo en Alday, y sobretodo, correlimos oscuro. Bingo con las dos especies. Vimos hasta 7 correlimos oscuros en la playa del Camello, algunos a sólo 10 metros de distancia. Fueron digiscopeados sin piedad, como debe ser.
Más tarde, Fernando localiza una gaviota argéntea, y varias cabecinegras, así como colimbo ártico en la ría, alca, etc. Nos despedimos de los máquinas, agradeciendo su amable ayuda (buena gente, sin duda) y volvemos a Santoña, a pulirnos lo que quedaba de día. Repetición de los lugares del día anterior, con algunas especies nuevas, entre ellas 2 gansos y una posible polluela que me salió a mi bajo los pies, y que tratamos de sacar junto a un colega riojano que nos acompañó unas horas. Nos quedamos con las ganas de saber qué rálido era.
Última parada, la zona sur, ría del Asón en Colindres. La marea estaba alta, y los reposaderos de limis pletóricos. Vimos gaviota argéntea (foto), cientos de chorlitos, correlimos, ostrero, etc. Ya sin luz, tocaba comentar lo inolvidable, que fue mucho, tomarnos un bocadillo, y enfilar camino de Madrid, con nostalgia. Nos volvimos con 94 especies vistas y dos días para nunca olvidar.