Lo del sábado en La Mancha fue simplemente terrorífico. No recuerdo unas trombas de agua tan intensas desde que pajareo por la zona, al menos desde 1999. Comencé mi acuático periplo en la laguna de Lillo: tarea vana, ya que ni siquiera pude sacar el telescopio por la ventana del coche. Los caminos vecinales inundados, muchos de ellos intransitables para cualquier vehículo.
Aún así, pude acceder, no sin dificultad, a algunos caminos perimetrales. El día terminó con una gran sorpresa, que demuestra una vez más que la insistencia y la paciencia son indispensables para la observación de aves.
Las lagunas visitadas fueron las siguientes, por este orden:
- Lillo (lluvia intensa)
- Villacañas (lluvia intensa)
- Miguel Esteban (lluvia intermitente)
- Pedro Muñoz (lluvia intermitente))
- El Retamar (lluvia intensa)
- Alcahozo (sin lluvia)
- Manjavacas (chaparrones intermitentes)
El pajareo de verdad comenzó en Miguel Esteban, bajo la lluvia, pero al menos podía sacar la cámara y el teles por la ventana del coche. Como es lógico, las fotos son oscuras y poco decentes, pero...
La lluvia no afectaba a las malvasías, dedicadas a sus quehaceres amorosos como si tal cosa.
Me encanta este "patito feo", tan curioso y peculiar.
Curiosamente, el punto más interesante fue una pequeña charca pluvial, que acogía a unos 15 fumareles cariblancos alimentándose en vuelo...
...y un precioso
archibebe oscuro T. erythropus
Por desgracia, los atropellos son usuales en los caminos que rodean los Charcones. Y aunque no sería justo generalizar, algunos vecinos del pueblo encuentran divertido acelerar e intentar atropellar a la fauna acuática cuando cruzan delante de su vehículo. Es el caso de esta desafortunada focha común. Quien ha visitado los charcones, sabe que es fácil ver fauna cruzando los caminos, pero hay que circular realmente deprisa para poder atropellar a una rápida focha o polla de agua. Espero que este comportamiento tan bruto y salvaje sea una excepción.
Las palmeaduras de las patas de la focha
Fulica atra, son únicas. Abajo os muestro un detalle, aprovechando el triste final de este bonito animal.
Los charcones bullían de vida, a pesar de los chaparrones tan impresionantes que cayeron el sábado.
Zampullín cuellinegro Podiceps nigricollis
Fulica atra con uno de sus pequeños vástagos. Y abajo, con un polluelo bastante más desarrollado.
De camino a la laguna de El Retamar, me sorprendió un bando de unos 30
abejeros Pernis apivorus, cicleando y tomando altura. Finalmente, se perdieron hacia el norte.
Amplío aquí a uno de los abejeros. La foto es muy mala, pero permite apreciar perfectamente la silueta tan particular y el listado pararelo en partes inferiores de esta rapaz.
Las palomas torcaces ya no suelen despertar nuestro interés, por ser especies comunes, pero son aves elegantes y bonitas. Si se ponen cerca, no dudo en inmortalizarlas con mi cámara.
Arriba, un sisón en el término municipal de Pedro Muñoz. Y ya en la laguna de Alcahozo, lo más destacable fue el pequeño bando de correlimos tridáctilos (7), que correteaban incansables por toda la orilla este del humedal hipersalino.
A pesar de la lejanía, es posible ver los diferentes estados de muda en cada uno de los individuos. No hay dos iguales. Esto, junto a la belleza y los colores limpios de esta especie, la convierten en uno de mis limícolas raros "preferidos" en el interior peninsular.
Y como el "Ave del año 2011" de SEO/BirdLife es el
mochuelo europeo Athene noctua, no podía faltar el retrato de uno de ellos, cerca de la pedanía de Manjavacas.
¿Lo véis en la foto de abajo?
Y ahora un detalle de esta maravilla, que ha visto reducidos sus efectivos drásticamente en los últimos años:
Pocas fotos pude hacer entre los aguaceros. El camino estaba intransitable, así que anduve bordeando la laguna unos 400 metros en su cara este. Algunos combatientes en su incipiente disfraz de verano, correlimos comunes, menudos, pagazas, fumareles, y diversas acuáticas que habitualmente pueblan el humedal.
Y la sorpresa llegó al final de la tarde, justo cuando el cielo manchego amenazaba con arrojar el resto de agua que le quedaba. Estuve a punto de irme a casa mucho antes, en Pedro Muñoz, desalentado por los pobres resultados y la incesante lluvia.
Si no llego a ir a Manjavacas, me habría perdido un bimbo personal para La Mancha: un
fumarel aliblanco Chlidonias leucopterus.
En la foto de arriba, el aliblanco. En la de abajo, un fumarel común
Ch. niger, para comparar. Los principales rasgos para identificar un fumarel aliblanco son:
* rectrices y obispillo blanquecinos (grises en el fumarel común)
* borde de ataque y plumas del hombro también blanquecinas (grisáceas en el común)
* axilares e infracoberteras alares de un negro puro, en continuidad con el vientre, pecho y cabeza.
Arriba, el aliblanco en una vista más general del bando de fumareles. El obispillo destaca entre ellos, pero no es fácil localizarlo, dada la rapidez y agilidad de su vuelo.
¡Atentos a las partes inferiores negras, son diagnósticas!
Y en la última, las tres especies de fumareles juntas. Señoras y señores, les presento, de izquierda a derecha:
fumarel aliblanco, fumarel cariblanco y fumarel común.
Lleno de barro, tanto por dentro como fuera, mi coche parecía un semioruga de la segunda guerra mundial. Pero, como habréis adivinado, volví a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Como de costumbre.