Tras dos meses en dique seco, había ganas de una visita a La Mancha. Víctor, Mario, Juan David y el que escribe, rumbo a las lagunas manchegas, una vez más. Palpitaciones, ansiedad previa, y todo lo que conlleva el buen arte del pajareo.
La laguna del Camino de Villafranca, en Alcázar de San Juan, primera víctima de nuestros telescopios. 22 correlimos menudos Calidris minuta nos reciben con rápidos y tensos vuelos, alimentandóse después frenéticamente...como buenos correlimos. Buenas cifras de ánades, destacando varias decenas de rabudos, silbones y otros más comunes, como cientos de cucharas, unas pocas cercetas y tarros blancos. 5 avocetas, 2 andarríos grandes, unas 80 avefrías, 35 correlimos menudos más y 20-25 combatientes cerraban el interesante bagaje limicolero. En la laguna de Las Yeguas, objetivo cumplido:
relocalizamos los zarapitos reales (ver fotos) que invernan allí desde hace varios años. Esta vez localizamos 6, escondidos entre la vegetación de las orillas de la laguna.
En la Veguilla, mucho movimiento, con buenos números de anátidas, entre ellas unos 20 gansos (ver foto), y los cientos de gaviotas reidoras y sombrías que acostumbran a poblar los humedales interiores en invierno. entre los carrizos, observé una agachadiza común.
La siguiente parada fue Pedro Muñoz: la laguna del Pueblo reviste muy poco interés, aunque sus niveles de agua son buenos (10 cigüeñuelas y 1 andarríos grande, entre otros). Es posible que haya otros factores que limiten la presencia de aves en sus aguas. La laguna del Retamar, por otra parte, totalmente seca.
Mención especial merece la laguna de Alcahozo, que siempre suele tener interés: un nutrido bando de limícolas, decorando el cielo nublado, dio a la tarde su toque mágico. Más de 150 correlimos comunes, unos 200 menudos y 80 chorlitejos patinegros. Sencillamente espectacular.
Ya abandonando la laguna, una hembra de cernícalo se atrevió a mirarnos por encima del hombro, despectivamente. Por ser una dama, lo dejamos pasar...pero que no se vuelva a repetir.
Como es ya costumbre, acudimos a ver morir el sol a la laguna de Miguel Esteban. Los charcones tienen un nivel hídrico bastante bueno para invernada (en el paso, este nivel sería perfecto). De momento, sólo localizamos dos bandos de 8 y 13 flamencos respectivamente, 5 de ellos anillados (1 en Italia, el segundo que veo, y ambos en este humedal).
En la laguna de Miguel Esteban, localizamos un dormidero de lavanderas blancas con unas 50 aves revoloteando inquietas. Entre ellas, bonita sorpresa, un ejemplar de lavandera blanca enlutada, Motacilla alba yarrellii (ver fotos).
Una preciosa puesta de sol sirvió de colofón a un magnífico día.