lunes, mayo 12, 2008

Gallipatos y fuerzas de seguridad

Me complace reproducir a continuación la curiosa historia real de un compañero de SEO/Sierra de Guadarrama, Honorio García. El relato no tiene desperdicio. Gracias Honorio!

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Bueno amigos, pese a que es la hora que es y mañana toca madrugar no puedo por menos que relatar la rocambolesca historia que acabo de vivir, para que nadie pueda afirmar que esto de la naturaleza no engancha.
La historia comienza a las 18'30h cuando nos acercamos con un compañero de trabajo que cumplía años a una taberna irlandesa. El que os lo cuenta se mete para el coleto un generoso litro de cerveza de trigo repartido en dos botellas de bebida belga. Tras cumplir con lo social el caballero se retira y pierde el primer autobús por una avería en la línea 6 de metro y tiene que esperar otra hora hasta el siguiente, maldiciendo entre dientes. Tras otros 50 minutos y una buena siesta llego a casa. Mi parienta me espeta que huelo ligeramente a pitarra, yo ,que estoy ya perfectamente recuperado, observo que llueve contundentemente y pienso en los sapos. Es hora de observación y qué mejor que el cercano abrevadero a tres minutos en coche de mi casa.

Ni un alma por la carretera comarcal, yo paseando a Miss Daisy, de repente sapo por delante, pongo warnings, paro el coche, saco la gaita por la ventanilla y alumbro con la linterna de Decathlon, ¡hombre, un pequeño sapo corredor! Continuo mi camino, ahora continuo por la pista con las luces largas y a paso procesión. De repente, observo por detrás un todoterreno de las fuerzas de seguridad, con las luces puestas persiguiéndome a toda velocidad. El corazón se me encoje como una pasa. Por mi mente pasaron volando algunas imágenes de la película Cadena Perpetua y otras más desagradables del Expreso de Medianoche. El todoterreno se pone a mi altura y en la más absoluta oscuridad una voz me pregunta: ¿qué está haciendo usted?
Yo con la voz entrecortada por las 130 pulsaciones que estaba marcando mi corazón, le digo que voy a ver sapos, le digo que hay un abrevadero, me acuerdo hasta del nombre, me voy creciendo poco a poco, y uno me pregunta qué especies se pueden ver y a mí, que de primeras no me sale ni un nombre, se me va acabando el fuelle. (Dios mío, Honorio, piensa), y ya de mi boca hacia abajo salen: "el común, el corredor, el pintojo (miento, en esta zona no se ve pero no esta uno para florituras) y unos tritones muy curiosos llamados gallipatos".
-Bájese del coche.
-Estos no me creen- pienso, me bajo del coche, miro a mi alrededor y de repente por delante de las luces de los coches un corredor pasa andando, me acerco a él lo cojo y me dirijo para los agentes y les empiezo a dar explicaciones in situ, sobre la vida de los anfibios, las distintas especies, la reproducción, etc...
Uno con acento gallego no para de preguntarme cosas, el otro me mira con cara de asco, no sé si por mi mismo o por el sapo. Después, yo muy crecido, les digo que si me siguen unos metros puedo enseñarles el mayor de los tritones, una especie que casi sólo se puede encontrar en la península Ibérica, maese gallipato. Y el gallego se apunta, el otro sigue mirando con cara de asco. Nada más llegar al abrevadero, bingo, gallipatazo a la espera, lo levanto del suelo, les explico algunas cosas, pero el de la cara de asco ya me está preguntando sobre la vida del gallipato y su reproducción. Yo les voy contestando ya en plan Félix de la Fuente, gustándome a mi mismo.
A las 12'30 de la noche puedo atestiguar que tenía a los dos buscando gallipatos y tan sólo 2 minutos después a uno de ellos con la alegría de un niño gritando: ¡¡He encontrado otro y es enorme!!!
Saludos cordiales, Honorio
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1 comentario:

mikelgar dijo...

Simplemente cojonudo.
¡Qué bueno!